sábado, febrero 02, 2008

Antoni Gaudí: vida y personalidad








ANTONI GAUDÍ

Vida y personalidad
Antoni Gaudí nació el 25 de junio de 1852 en el campo de Tarragona. En sus partidas de bautismo y defunción y en la documentación de su etapa escolar figura como nacido en Reus (Cataluña), y siendo los únicos documentos de que se dispone actualmente, podemos decir que Antoni Gaudí era reusense. Aún así hay una disputa entre Reus y Riudoms sobre el lugar de origen del arquitecto.
Estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, donde se graduó en 1878. Durante sus estudios trabajó con maestros de obras conocidos: entre éstos Fontseré, que estaba proyectando la cascada para el parque de la Ciutadela, y Francisco P. del Villar, profesor de la escuela. Al terminar su carrera universitaria abrió su propio despacho, en el que proyectaría más tarde sus famosas obras.
El genio artístico de Gaudí se apoyó en un gran carácter. La fe cambió al joven apasionado, impetuoso, irascible, en un hombre sereno, equilibrado, ejemplar. Reflexionó profundamente sobre los problemas del arte y de la vida, actuó rigurosamente de acuerdo con su pensamiento, llegó a vivir con una lealtad absoluta a sus arraigadas creencias religiosas, a sus elevados sentimientos cívicos y a sus depurados ideales estéticos, y demostró que la altísima inspiración artística corona el trabajo intenso, sostenido, metódico y disciplinado.
El modernismo catalán
Es un estilo arquitectónico que se desarrolla en Cataluña y principalmente en Barcelona a lo largo de unos 50 años, entre 1880 y 1930. Aunque es parte de una corriente general que surge en toda Eusopa, en Cataluña adquiere una personalidad propia y diferenciada, y se convierte en el modernismo probablemente más desarrollado. A finales del siglo XIX surgen en Europa tendencias arquitectónicas que rompen con los criterios tradicionales y buscan nuevas formas de edificar con miras al siglo XX, que dan gran relevancia a la estética. Este movimiento es consecuencia de la Revolución Industriale y de los avances derivados de ella que han cambiado por entero la forma de vivir de la población y han originado un crecimiento de las ciudades, en las que se han ido estableciendo industrias que regentan un número creciente de burgueses. El modernismo es, pues, un estilo urbano y burgués. El modernismo rechaza el estilo poco atractivo de la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XIX, y desarrolla nuevos conceptos arquitectónicos basados en la Naturaleza, que consisten en los materiales de construcción que se emplean, en las formas de los edificios y en las figuras de sus fachadas. Los arquitectos y sus escultores colocan en el exterior de los edificios pájaros, mariposas, hojas y flores a modo de elementos decorativos, ya sea como figuras adosadas o como adorno de la piedra o cerámica. También se colocan figuras de tamaño mayor, animales fabulosos o personas, y en las cornisas elementos de cerámica de color. Las ventanas y los balcones disponen de rejas de hierro forjado, que son labradas artísticamente y contienen motivos inspirados en la Naturaleza.

La obra
En la Exposición Universal de París de 1878 se expuso una vitrina realizada por Gaudí para una fábrica de guantes. Fue tal la admiración que este trabajo despertó sobre Eusebi Güell que, a su regreso, deseó contactar con el arquitecto para realizarle algún encargo. Este fue el inicio de una amistad y de un mecenazgo que produjo algunas de las más destacadas obras de Gaudí. Güell fue un patricio selecto y generoso a la vez que vino a ser un mecenas a la altura del genio. Él creyó en Gaudí, en sus ideas originales, y le dio todo tipo de apoyo, sobre todo económico. Güell encargó a Gaudí varias obras, entre las cuales la construcción de su palacio: su ejemplo fue seguido por otros espíritus selectos; ésto motivó la rica producción gaudiniana en arquitectura civil.
Pero Gaudí era mucho más que un arquitecto: él daba mucho valor a las artes consideradas menores: la pintura, la cerámica, la forja de hierro y la ebanistería. Pensaba los edificios de manera global, hasta el más mínimo detalle. Entre el exterior y el interior de un edificio no había diferencia sino armonía. Por eso hizo escultura y diseñó muebles y múltiples objetos de decoración.
Se puede decir que Gaudí es uno de los pioneros del reciclaje porque en sus construcciones utilizaba todo tipo de material: hierro usado, azulejos rotos, trozos de botellas y vasos.
Se ha querido ver un revolucionario en Gaudí; nada más inexacto. Él no creía posible ir adelante sin apoyarse en el pasado y aprovechar el esfuerzo y las conquistas de las generaciones que antes nos precedieron: “Tenemos que basarnos en el pasado para llegar a hacer alguna obra de valor, pero evitando sus errores: la verdadera originalidad es volver al origen”; justificaba que “no se tiene que querer ser original porque el estilo propio ya se lleva dentro y sale espontáneamente”.
Gaudí comenzó a ejercer cuando aún todo el mundo miraba hacia atrás: los maestros de obras titulares continuaban empleando la ya pasada receta neoclásica; los principales arquitectos restauraban los edificios medievales siguiendo la moda romántica. Gaudí siguió al principio la corrente de sus compañeros y también volvió atrás pero no como fin sino como punto de partida para ampliar el legado de las generaciones pasadas. El novel arquitecto procedió a una revisión de la plástica y la estética de los estilos arquitectónicos y los evolucionó en un sentido moderno y se valió de ellos con una libertad y un acento personales.
En el incesante movimiento pendular de la historia del arte, era natural que se reaccionase contra la seca ejecución neoclásica con un nuevo barroquismo. Además el barroco era el último estilo más arraigado al país y al alma española, y la única atadura viva cercana al pasado. Nos explicamos, pues, la preferencia de Gaudí por estas formas dinamizadas y que, partiendo del barroco, con su progresión lenta, llegase a las formas vitalistas, a la plástica cosmica del Parque Güell, de la Casa Batlló y de la Casa Milá, en que por primera vez la arquitectura desborda su campo e irrumpe en el de las artes imitativas.

ÉPOCAS CARACTERÍSTICAS
No es posible clasificar de una manera estricta unas épocas de producción porque el tIempo empleado en la construcción arquitectónica a menudo hace que se empiecen obras pertenecientes a una nueva modalidad, mientras sigue la ejecución de las planeadas con otra orientación.


PERIODO PRELIMINAR
Está constituido por las obras realizadas cuando Gaudí actuaba como ayudante de otros arquitectos y por pequeñas obras personales, ejecutadas cuando estudiaba los últimos años de la carrera y poco después de haberla terminado.
OBRAS DEL PARQUE DE LA CIUTADELA (1877-1882): el maestro de obras Font Seré lo tenía como colaborador cuando proyectó y realizó la cascada, la verja de la plazita Aribau y las puertas y rejas. Fontserè, poseedor de un criterio neoclásico muy pobre, fue enseguida desplazado por su ayudante.
FAROLAS DE LA PLAZA REAL Y DE LA BARCELONETA (1878): estas farolas de iluminación pública siguen siendo las más bellas de Barcelona; es una muestra de combinación de diversos materiales, en este caso piedra y metal.

PERIODO MUDÉJAR-MORISCO
La decoración de las composiciones de este grupo es eminentemente polícroma; obtenida por contraste entre el ladrillo y el mampuesto, se completa con abundante rivestimento cerámico y, en los remates, con templetes y cupulitas de sabor morisco también revestidos con vidriados de colores
PALACIO GÜELL: Entre 1886 y 1889 se construye este palacio en el barcelones Carrer Nou de la Rambla ocupando el solar de tres antiguas casas. Es de una auténtica majestad expresamente buscada El edificio consta de un total de seis niveles distintos desde el sótano destinado a los carruajes hasta la original planta de la cubierta con el fantasmagorico "bosque" de chimeneas de caprichosas formas y colores. Esta obra constituye la culminación señorial del tipo de composición de este grupo y, al mismo tiempo, por la decidida utiización de elementos de sentido gótico, la transición al siguiente.

GÓTICO EVOLUCIONADO

Gaudí llegó a la conclusión que el gótico es un verdadero estilo, pero no logra la madurez. “El arte gótico es imperfecto. No tiene completa unidad: la estructura no está fundida con la decoración –geometrizada- que la viste; esta decoración podría suprimirse sin que se resintiese la obra. Gaudí suprime los capiteles e impostas de los ventanales.
TORRE SEÑORIAL DE BELLESGUARD: En esta obra Gaudí adopta una composición gótica quintaesenciada; escogió los más selectos elementos del gótico civil. Este edificio proyectado por Gaudì para la familia Figueras se levantò en el mismo lugar en el que en el siglo XV el Rey Martin I había hecho construir una villa de reposo, un pequeño retiro alejado de la ciudad. El arquitecto conservó y completó los fragmentos de las torres reales, uniéndolas en un recinto rectangular constituido en mirador.

NATURALISMO EXPRESIONISTA
Este período se caracteriza por el modernismo vitalista, que arranca del espíritu barroco: pero Gaudí no se conformó con el dinamismo exterior del barroco tradicional, sino que multiplicó sus posibilidades, encarándose con la naturaleza. En la naturaleza encuentra las normas esenciales de los elementos arquitectónicos: “La columna es el fuste, el tronco; la cubierta es la montaña, con las vertientes y la cima; la bóveda es la cueva...”. De aquí viene que sin caer en la puerilidad imitativa, inadmisible en arquitectura, todo el mundo vea en las obras de este grupo, por su fuerza evocadora, formas vivas, naturales: columnas como patas de elefante, aberturas que parecen labios, oleajes marinos, policromía paisajista.
PARQUE GUELL(1900-1914): El proyecto inicial consistía en construir una modélica urbanización de lujo en las afueras de Barcelona. Esta fastuosa ciudad-jardín estaba prevista para 60 viviendas unifamiliares. Aunque Gaudí volcó en esta obra, una vez más, su prodigiosa fantasía, el proyecto resultó un estrepitoso fracaso comercial. Sólo se vendieron dos parcelas. Por eso, años después, esta zona se convirtió en un parque público de Barcelona. En el centro de una doble escalinata, un enorme lagarto o dragón da la bienvenida a los visitantes: la decoración de toda esta zona está realizada con el revestimiento que tantas veces utilizó en sus obras. Baldosas rotas de forma irregular, que se acomodaban perfectamente a las superficies curvas que creaba el genial arquitecto. Tras subir esta escalera, se accede a un gran espacio cubierto, sostenido por 86 columnas dóricas, que estaba previsto para dedicarlo a los puestos de mercado donde podrían proveerse los habitantes de la futura ciudad-jardín. Los bellísimos rosetones del techo están realizados con trozos multicolores de baldosas y de cristales. En la gran plaza llamada del teatro griego, sustentada por las citadas columnas con capiteles dóricos, un largo y serpenteante banco decorado a la manera gaudiniana, cierra los límites de su superficie. Gaudí se negó rotundamente a allanar el monte para trazar los caminos. Por el contrario, aprovechando las irregularidades del terreno, creó senderos que cubrió con soportales sostenidos por columnas inclinadas. A pesar de la aparente delgadez de estas, que recuerdan troncos de palmeras, han resultado de una extraordinaria resistencia a las agresiones meteorológicas. Al emplear las propias piedras del lugar, consiguió, más aún, que la arquitectura fuera parte integrante del paisaje natural. La UNESCO nombró al Parque Güell, en 1984, monumento artístico de protección internacional.
CASA MILÁ(1906-1910): Está situada en el paseo de Gracia, número 92; fue encargada por Rosario Segimón de Milá. El artista concibe al obra como un monumento a la Virgen del Roser. La fachada, que ha hecho que la bautizaran con el nombre de La Pedrera por su apariencia de indestructible amontonamiento de piedras, está construida en su mayor extensión por placas delgadas de piedra caliza de Vilafranca, que es fácil de labrar, con un mínimo de hierro que asustaría a los técnicos. La sinuosidad de la fachada proporciona aberturas de diversa orientación que, por su gran amplitud, reducen considerablemente las paredes; el gran número de ventanas en la fachada y patios y el sosteniemiento interior sólo con pilares permitieron distribuir las viviendas a gusto de los inquilinos y, si hacia falta, se podía cambiar sin dificultad el destino del edificio. Parece que una irresistible fuerza geológica haya formado ese bloque enorme, dejando en él la impresión de movimiento; el hermanamiento con las formas de la naturaleza es completo. El conjunto constituye un pie monumental que tenía que ser la peana de un magnífico grupo escultórico, ejecutado en piedra, metal dorado y cristal, representando a la Virgen y dos ángeles avanzando sobre Barcelona; por eso, en cada cresta terminal de la fachada hay esculpida una palabra de la salutación angélica. Lástima que esta obra singular haya quedado inacabada, no solamente por la falta de las esculturas que la justifican, sino también porque la mayoría de las obras de acabado fueron abandonadas por Gaudí.
SÍNTESIS ORGÁNICA
Esta etapa es la superación de la anterior; ahora la función, la osamenta estructural y la plástica expresiva están en completa y mutua dependencia. Artísticamente es la integración arquitectónica de la plástica estructural de los seres humanos: es la sostitución de la columna tronco por la culumna árbol. En plena madurez, rico en experiencias, Gaudí vuelve a encontrar la pureza de imágenes del niño maravillado delante de la naturaleza y la pone al servicio del arte religioso.
LA SAGRADA FAMILIA: La construcción se inició en 1882, y un año después Antoni Gaudí fue nombrado director del Proyecto. Gaudí cambió radicalmente el primer proyecto sustituyéndolo por uno propio, mucho más ambicioso, original y atrevido que el inicial. Trabajó en él durante más de 40 años, hasta su muerte en 1926. El plan general y sus profundos estudios del proyecto, basado en el uso de innovadoras formas geométricas naturalistas, son el material a partir del cual los arquitectos del templo continúan hoy. La fachada del Nacimiento, es la parte de la obra que Gaudí deseaba dejar terminada como muestra y ejemplo para sus continuadores, ya que él, muy a su pesar, tuvo que aceptar que era imposible llegar a realizar una obra de esta envergadura en el corto periodo de una vida. Actualmente hay ocho torres construidas, las correspondientes a las fachadas del Nacimiento y de la Pasión. El proyecto tendrá un total de 18 torres. Las 12 más bajas, entre las que se encuentran las ocho ya construidas, corresponden a las tres fachadas, y están dedicadas a los apóstoles. Cuatro, de superior altura, a los Evangelistas. Sobre el ábside, de mayor diámetro, a la Virgen María y la más alta que remata todo el templo, estará dedicada a Jesucristo. Construido bajo el concepto de templo expiatorio, se ha financiado desde el principio exclusivamente a partir de limosnas de particulares, y así continúa siendo, gracias a donativos que se reciben de fieles y admiradores de la obra.

Adaptado-Resumido de Joan Bergos - Gaudi, el hombre y la obra y Wikipedia

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