sábado, febrero 02, 2008

Textos para Literatura III

José ESPRONCEDA (1808-1842)


Canción del pirata da Poesías (1840)
A Jarifa en una orgía da Poesías (1840)
Ritratto di Felix de Montemar da El Estudiante de Salamanca (1840)
El ángel y el poeta da El diablo mundo (pubblicato postumo)



Canción del pirata


Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín:
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul.
Y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa
Asia a un lado, al otro Europa
Y allá a su frente Stambul.

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra:
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de “¡barco viene!”
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo
¿Qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
Aquilones
el estrépito y el temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento
y del viento
al rebramar
yo me duermo
sosegado
arrullado por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.


Canzone del pirata

Con dieci cannoni per lato
vento in poppa, a gonfie vele
non fende il mare, ma vola
un veliero brigantino:
vascello pirata detto
per il suo ardire il Temuto
conosciuto su ogni mare
dall’uno all’altro confine.

Splende la luna sul mare,
geme il vento sulla tela,
e con blando movimento
solleva onde d’argento.

E vede il capitano pirata,
a poppa cantando allegro,
Europa e Asia ai due lati
di fronte a lui Istambul.

“Naviga mio veliero,
senza timore,
nessun naviglio nemico
né burrasca, né bonaccia
la rotta potrà deviare
o il tuo valore umiliare.

Venti prigionieri
abbiam fatto
a dispetto
dell’inglese,
e han chinato
le bandiere
cento nazioni
ai miei piedi.

La mia nave è il mio tesoro,
il mio Dio la libertà
mia legge la forza e il vento
mia unica patria, il mare.

Là fiera guerra muovano
ciechi sovrani
per un palmo in più di terra:
qua io sono padrone
del grande indomito mare
a cui mai legge fu imposta.

E non c’è spiaggia,
qualunque sia,
né bandiera
di gran fama
che non senta
il mio diritto
né s’arrenda
al mio valore.

La mia nave è il mio tesoro,
mio Dio la libertà
mia legge la forza e il vento
mia unica patria, il mare.

All’annuncio “Nave in vista!”
guardate
come vira e s’appresta
rapido a fuggire:
io sono il re del mare,
la mia furia fa paura.

Del bottino
quanto ho preso
equamente
lo divido:
sola ricchezza
a cui aspiro
la bellezza
senza pari.

La mia nave è il mio tesoro,
il mio Dio la libertà
mia legge la forza e il vento
mia unica patria, il mare.

A morte m’han condannato!
Me ne rido:
non m’abbandoni la sorte
e colui che mi condanna,
impiccherò a un pennone
magari della sua nave .

E se cado,
cos’è la vita?
L’ho data
per perduta,
quando il giogo
dello schiavo
come fiera
ho scrollato.

La mia nave è il mio tesoro,
il mio Dio la libertà
mia legge la forza e il vento
mia unica patria, il mare.

La mia musica migliore son
gli Aquiloni,
lo strepito e il tremore
del sartiame teso,
del nero mare i ruggiti
dei miei cannoni il fragore.

E del tuono
al suon violento
e del vento
al bramito
m’addormento
placido
cullato
dal mare.

La mia nave è il mio tesoro,
il mio Dio la libertà
mia legge la forza e il vento
mia unica patria, il mare.

******************************

A Jarifa en una orgía
Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.

¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida
sin sentir huya la vida;
paz me traiga el ataúd.

El sudor mi rostro quema
y en ardente sangre rojos
brillan inciertos mis ojos,
se me salta el corazón.
Huye, mujer: te detesto.
Siento tu mano en la mía,
y tu mano siento fría,
y tus besos hielos son.

¡Siempre igual! Necias mujeres,
inventad otras caricias,
otro mundo, otras delicias,
o maldito sea el placer
Vuestros besos son mentira,
mentira vuestra ternura.
Es fealdad vuestra hermosura,
vuestro gozo es padecer.

Yo quiero amor, quiero gloria,
quiero un deleite divino,
como en mi mente imagino,
como en el mundo no hay;
y es la luz de aquel lucero
que engañó mi fantasía,
fuego fatuo, falso guía
que errante y ciego me tray.

¿Por qué murió para el placer mi alma
y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué si yazgo en indolente calma,
siento, en lugar de paz, árido hastío?

¿Por qué este inquieto, abrasador deseo?
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
que yo mismo conozco un devaneo
y busco aún su seductor halago?

¿Por qué aún fingirme amores y placeres
que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
necio tal vez mi corazón delira,

si luego, en vez de prados y de flores,
halla desiertos áridos y abrojos,
y en sus sandios o lúbricos amores
fastidio sólo encontrará y enojos?

Yo me arrojé, cual rápido cometa,
en alas de mi ardiente fantasía:
do quier mi arrebatada mente inquieta
dichas y triunfos encontrar creía.

Yo me lancé con atrevido vuelo
fuera del mundo en la región etérea,
y hallé la duda, y el radiante cielo
vi convertirse en ilusión aérea.

Luego en la tierra la virtud, la gloria,
busqué con ansia y delirante amor,
y hediondo polvo y deleznable escoria
mi fatigado espíritu encontró.

Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.

Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e insaciable mi deseo;
palpé la realidad y odié la vida.
Sólo en la paz de los sepulcros creo.

Y busco aún y busco codicioso,
y aún deleites el alma finge y quiere:
pregunto y un acento pavoroso
«¡Ay!, me responde, desespera y muere.

Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer, no hay en la tierra
para ti ni dicha ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.

Que así castiga Dios el alma osada,
que aspira loca, en su delirio insano,
de la verdad para el mortal velada
a descubrir el insondable arcano.»

¡Oh?, cesa; no, yo no quiero
ver más, ni saber ya nada;
harta mi alma y postrada,
sólo anela descansar.

En mi muera el sentimiento
pues ya murió mi ventura,
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.

Pasad, pasad en óptica ilusoria
y otras jóvenes almas engañad;
nacaradas imágenes de gloria,
coronas de oro y de laurel, pasad.

Pasad, pasad mujeres voluptuosas,
con danza y algazara en confusión;
pasad como visiones vaporosas
sin conmover ni herir mi corazón.

Y aturdan mi revuelta fantasía
los brindis y el estruendo del festín,
y huya la noche y me sorprenda el día
en un letargo estúpido y sin fin.

Ven Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras;
mas ¡ay triste!, que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes…
Tú también, como yo, tienes
desgarrado el corazón.

Trad. italiana
A Jarifa in un’orgia



Dammi, Jarifa, dammi la tua mano,
vieni e posala sulla mia fronte,
in un mare di lava incandescente
mi sento ardere la testa.
Vieni e unisci alla mia bocca
la tua bocca provocante,
dove fremono ancora i baci
dei tuoi amanti di ieri.

La virtù, la purezza, cos’è?
Che sono la verità e l’amore?
Illusione ingannevole d’infanzia
Che sedusse la mia giovinezza.
Dammi del vino:per affogarci
I miei ricordi; stordita
Inanimata, fugga la vita
Mi dia pace la tomba.

Il sudore brucia il mio viso
E rossi di sangue ardente
Brillano confusi i miei occhi,
mi scoppia il cuore.
Vattene, donna; ti detesto,
sento la tua mano sulla mia,
e sento fredda la tua mano
e sono di ghiaccio i tuoi baci.

Sempre uguale! Sciocche donne
Inventate altre carezze,
un altro mondo, altre delizie,
maledetto sia il piacere!
I vostri baci sono menzogneri,
menzogna la vostra tenerezza,
è bruttezza la vostra bellezza,
godervi è sofferenza.

Voglio l’amore, voglio la gloria,
voglio una gioia divina,
come la immagino nella mia mente,
come non esiste nel mondo;
e la luce di quell’astro
che ingannò la mia fantasia
è un fuoco fatuo,una falsa guida
che cieco ed errante mi trascina.

Perché morì per il piacere l’anima mia
E invece ancora vive per un empio dolore ?
Perché, se giaccio in indolente quiete,
invece che pace, sento un arido tedio?

Perché questo inquieto bruciante desiderio?
Perché questo strano e vago sentimento ,
che io stesso riconosco un vaneggiare,
e di cui continuo a cercare l’attraente lusinga?

Perché fingermi ancora amori e piaceri
di cui son certo che saranno menzogna?
Perché inseguendo il fantasma d’una donna
forse senza sapere il mio cuore delira,

se poi non trova prati né fiori,
ma spinosi cespugli e aridi deserti ,
e nei suoi vani o lascivi amori
soltanto troverà irritazione e fastidio?

Mi son lanciato, qual veloce cometa,
sulle ali della mia ardente fantasia
dovunque la mia inquieta folle mente
felicità e trionfi credeva di trovare.

Mi son lanciato con audace volo
fuori del mondo nello spazio etereo,
e vi ho trovato il dubbio, e il luminoso cielo
ho visto tramutarsi in illusione aerea.

Poi sulla terra la virtù, la gloria
ho cercato con ansia e delirante amore,
e putrida polvere e futile scoria
il mio stanco spirito ha trovato-.

Ho visto donne di purezza virginale
Tra bianche nubi di luce celeste;
le ho toccate e in fumo ho visto mutare
la purezza, in fango e putredine.

E dissolta mi è apparsa l’illusione,
eterno e insaziabile il desiderio.
Toccai la realtà e odiai la vita:
credo solo nella pace dei sepolcri.

E ancora cerco, bramoso cerco,
e ancora si finge e vuole l’anima diletti;
domando, e un’orrida voce
“Ahi, mi risponde, dispera e muori.

Muori, infelice: la vita è un tormento,
un inganno il piacere, sulla terra
non v’è pace gioia o felicità,
ma solo eterna ambizione e eterne guerra.

Così punisce Dio l’anima audace
che aspira, folle, nel suo insano delirio,
a scoprire della verità velata
al mortale l’insondabile arcano”.

Oh, smettila! No, non voglio
vedere né sapere più niente;
sazia e prostrata la mia anima
soltanto anela il riposo.
Muoia in me il sentimento,
poiché è morta la mia fortuna,
né il piacere né la tristezza
tornino a turbare il mio petto.

Passate, passate in ottica illusione
e ingannate altre giovani anime,
iridate immagini di gloria,
corone d’oro e d’alloro, passate.

Passate, passate, donne voluttuose
In danzante festosa confusione;
passate come visioni vaporose
senza commuovere o ferire il mio cuore.

Si lasci stordire la mia agitata fantasia
dai brindisi e il vocìo della festa,
e fugga la notte e mi sorprenda il giorno
in un interminabile e stupido letargo.

Vieni, Jarifa, tu hai sofferto
come me; non piangi mai.
Ma non ignori, o infelice,
quanto sia amara la mia pena.
Uguale è la nostra sofferenza,
invano trattieni il pianto…
Anche tu, come me,
hai un cuore infranto.

da: El diablo mundo


************************************

El ángel y el poeta

Ángel
¿Osas trepar, poeta, a la montaña
de oro del cenit?


Poeta
¡Quienquiera que seas
ángel sublime del empíreo cielo
radiante aparición, o del profundo
Príncipe condenado a eterno duelo
y a llanto eterno, dame que del mundo
rompa mi alma la prisión sombría,
mis pies desprende de su lodo inmundo,
y en alas de Aquilón álzame y guía!

Ángel
¡Oh hijo de Caín! Sobre tu frente
tu orgullo irriverente
grabado está, y tu loco desatino:
de tus negros informes pensamientos
las nubes, que en oscuro remolino
sobre ella apiñan encontrados vientos
y el raudo surco de amarilla lumbre,
que en pálida vislumbre,
ráfaga incierta de la luz divina,
sus sombras ilumina,
muéstranme en ti al poeta,
el alma en guerra con su cuerpo inquieta,
¡muéstranme en ti la descendencia, en fin,
rebelde y generosa de Caín!

¡Tú más alto, poeta, que los reyes,
tú, cuyas santas leyes
son las de tu conciencia y sentimiento;
que a penetrar el pensamiento arcano
del mismo Dios en tu delirio insano,
osas alzar tu noble pensamiento!
¡Y sientes en tu espíritu la grave
maravillosa música süave,
y del mundo sonoro la armonía!
¡Qué indeficiente y fría
sientes vil la calabra a tu deseo,
y en vértigo perpetuo y devaneo,
y en insomnio te agitas
y en pos de tu ansiedad te precipitas!
¡Que ora tras la esperanza,
que acaso finges, tu ilusión se lanza,
ora piedad imploras
y con la hiel de los recuerdos lloras,
ora desesperado desafías
rebelde a Dios y en tu rencor porfías!
¡Álzate, en fin, y rompe tu cadena,
y el alma noble y de despecho llena
a las regiones célicas levanta
y rueden en montón bajo tu planta
los cetros, las tiaras, las coronas,
la hermosura y el oro, el barro inmundo,
cuanto es escoria y resplandor de mundo,
y en tu mente magnifica eslabonas!

Poeta
¡Sí, levántame, sí; sobre las alas
cabalgue yo del huracán sombrío,
cruce mi mente las etéreas salas,
llene mi alma el seno del vacío!
Sobre mi frente el rayo se desprenda,
mi frente en Dios, mi planta en el profundo,
y al contemplar al Hacedor del mundo
mi espíritu en su espíritu se encienda

Trad. italiana

L’angelo e il poeta

ANGELO
Arrampicarti osi, poeta, sul monte
d’oro dello zenit?

POETA
Chiunque tu sia
angelo sublime dell’empireo cielo
radiante apparizione, o del profondo
Principe a eterna pena condannato
e a pianto eterno, consenti che del mondo
rompa l’anima mia l’oscuro carcere,
libera i piedi dall’immondo fango,
sull’ali d’Aquilone levami e guidami.

ANGELO
Oh figlio di Caino! Sulla tua fronte
il tuo orgoglio insolente
è inciso, e la tua folle insania:
dei tuoi neri informi pensieri
le nubi,che in buie spire
venti contrari su di lei ammassano
e il fugace solco di luce gialla
che in pallida penombra
raffica incerta di divina luce,
le sue ombre rischiara,
mostrino in te il poeta,
l’anima in guerra con il corpo inquieta,
mostrino in te la discendenza, insomma,
ribelle e generosa di Caino!

Tu più alto, poeta, che i monarchi,
tu, le cui sante leggi
son quelle del cuore e la coscienza;
che a penetrare l’arcano pensiero
dello stesso Dio, nel tuo insano delirio,
osi alzare il tuo nobile pensiero!
E senti nel tuo spirito la grave,
meravigliosa musica soave,
e del mondo sonoro l’armonia!
Quanto restìa e fredda
senti la vil parola al tuo desìo,
e in perpetua vertigine e delirio,
e in notti insonni t’agiti
e corri al laccio della tua ansietà !
E ora seguendo la speranza,
che forse fingi, si lancia l’illusione,
ora implori pietà
e con l’amaro dei ricordi piangi,
ora disperato sfidi
ribelle Dio e al tuo rancor t’ostini!
Alzati, insomma, e rompi la catena,
e l’anima nobile e di cruccio piena
alle regioni eteree innalza
e a mucchi rotolino sotto il tuo piede
gli scettri, le tiare, le corone,
la bellezza e l’oro, il fango immondo,
quanto è scoria e luce mondana,
che nella tua mente mirabile congiungi!



da: El estudiante de Salamanca


Ritratto di Félix de Montemar
Segundo don Juan Tenorio, Secondo don Juan Tenorio
alma fiera e insolente, anima fiera e insolente
irreligioso y valiente, empio e animoso
altanero y reñidor, altero e litigioso
siempre el insulto en los ojos, con l’insulto negli occhi
en los labios la ironía, e sempre sulla bocca l’ironia,
nada teme y todo fía nulla teme e tutto
de su espada y su valor. alla spada e al valor suo affida

Corazón gastado, mofa Cuore consunto, si fa beffa
de la mujer que corteja della donna che corteggia
y hoy despeciándola deja e oggi, disprezzandola, lascia
la que ayer se le rindió. colei che ieri gli si arrese.
Ni el porvenir temió nunca, Né l’avvenire paventò
ni recuerda en lo pasado né del passato ricorda
la mujer que ha abandonado la donna che lasciò
ni el dinero que perdió. o il denaro che perdette.

……………………………………………………………………………..
En Salamanca famoso A Salamanca famoso
por su vida y buen talante, per la sua vita e il bell’aspetto
al atrevido estudiante l’audace studente
le señalan entre mil: fra mille è additato
fuero le da su osadía, il diritto è la sua audacia
le disculpa su riqueza, lo fa perdonare la ricchezza,
su generosa nobleza, la sua generosa nobiltà,
su hermosura varonil. la sua bellezza virile.

Que su arrogancia y sus vicios, La sua arroganza e i suoi vizi
caballeresca apostura, la gagliardia del cavaliere,
agilidad y bravura l’agilità e coraggio
ninguno alcanza a igualar: nessuno riesce a eguagliare:
que hasta en sus crímenes mismos, persino nei suoi crimini
en su impiedad y altiveza, nella sua empietà e alterigia,
pone un sello de grandeza imprime un segno di grandezza
don Félix de Montemar. Don Félix de Montemar

El estudiante de Salamanca, Parte I, vv.100-139



Grandiosa, satánica figura, Grandiosa satanica figura,
alta la frente, Montemar camina, a fronte alta Montemar cammina,
espíritu sublime en su locura, spirito sublime nella sua follia,
provocando la cólera divina: provocando la collera divina:
fábrica frágil de materia impura, fragile fabbrica di materia impura
el alma que la alienta y la ilumina l’anima che gli da soffio di vita e luce
con Dios le iguala, y con osado vuelo a Dio l’eguaglia, e con audace volo
se alza a su trono y le provoca a duelo. al suo trono sale e lo sfida a duello

Segundo Lucifer que se levanta Secondo Lucifero che s’alza
del rayo vengador la frente herida, la fronte ferita dal raggio vendicatore,
alma rebelde que el temor no espanta, anima ribelle che il tmore non turba,
hollada, sí, pero jamás vencida: schiacciata, sì, pero mai vinta:
el hombre enfin que en su ansiedad quebrantal’uomo che ansioso infine infrange
su límite a la cárcel de la vida, il limite della prigione della vita
y a Dios llama ante él a darle cuenta, e convoca Dio perché gli renda conto
y a descubrir su inmensidad intenta. e la sua immensità prova a scoprire. cerca.

El estudiante de Salamanca, Parte VI, vv.1245-1260

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